jueves, mayo 29, 2008

¿Te Conté que Tuve Miedo?

Por Cynthia Céspedes

¿Sabes?
Esa noche tenía miedo…
Me sentía subyugada por el pánico…
Pero ahí estaba, entregada a un huracán de convulsiones que viajaba por mi cuerpo… un ciclón descontrolado de emociones… mezcla de espanto e inocencia idealista.
Es que había pasado tanto tiempo desde la última vez que te miré a los ojos… tantos años desde aquella vez en que me despedí de ti con un torpe beso en la mejilla y no fui capaz de decirte Te Quiero, que ahora la emoción confundía mi cabeza y me regalaba un instante de inocencia.
Esa noche… yo pensaba… que gracias a nuestro reencuentro yo volvería a ser esa niña que nunca dejó de mirarte de reojo.
Esa noche… yo estaba segura de que me convertiría en aquella chiquilla ingenua que no dejaba de voltear la vista cada vez que tus ojos amenazaban los míos, con ese dulce modo de gratitud, porque sabías que no había nadie en ese colegio que te mirara más que yo.
Esa noche sentía que mi corazón experimentaba una conducta nueva, que era capaz de alejar cualquier pasión descontrolada de mi cuerpo y lo ubicaba en una posición virginal, suave y saturada de la dulzura que en mi interior comenzaba a florecer…
Habían transcurrido 17 largos años y la vida ya me había convertido en una mujer, aguerrida, sagaz y llena de experiencia, que nunca imaginó volver a sentir pavor, cobardía o algo de inseguridad, nuevamente.
Pero, al parecer la vida fue justa y cruzó nuevamente mi trayecto con el tuyo, para hacerme vivir una colisión confusa de alegría. Me puso frente a ti y, en una noche de lluvia, logró llenarme de un miedo sublime.
Un miedo que me invitaba a disfrutarte, pero que enredaba mis instintos. Un pánico ‘tentador’, que ponía en jake mi actitud de mujer perspicaz con la esencia fina de la niña que aún suspiraba por dentro.
Porque… ¿te conté que tenía miedo?...
Sentí pudor, un poco de vergüenza, algo de timidez y sobretodo ingenuidad. Estabas de vuelta en mi vida y te habías convertido en un hombre grande. Tenías apariencia de maduro y ya no jugabas a creer que eras una de tus caricaturas favoritas.
El futuro te había atacado y te habías vestido con otro cuerpo, lleno de los accesorios que la vida fue estampando en tu piel. Sin embargo, hubo algo que me señaló que seguías siendo el mismo, hubo algo en la profundidad de tus ojos me pedía que te creyera y fue la sutileza de tus dulces besos los que me obligaron a buscar en un rincón de mi corazón, aquel sentimiento que me hizo soñar en mi niñez. Aquel sentimiento que me hizo creer que algún día volverías y me dirías soy tuyo…
Hoy, por fin he perdido el miedo, dejé atrás el pudor de los 13 años y me atrevo a invitarte a compartir conmigo este nuevo sueño, que alegra a mi corazón… Tu Regreso


Escrito con amor, en un momento de ingenuidad...

3 comentarios:

Anónimo dijo...

escribes super bien mas que bonito menos que ahhh se las mando

pero no te entiendo y cada vez se me hace mas urgente este viaje

el anonimo de siempre

luis valladares dijo...
Este blog ha sido eliminado por un administrador de blog.
July Duffe dijo...

uf...como te cambia la vida, como tan facilmente te permites experimentar tu felicidad...eso a cualquiera le cuesta mucho, pero tu nunca seras cualquiera...eres y siempre seras Cynthia, esa con "Y" y "TH"...
te quiero